Esta primera villa vizcaína está muy
vinculada con mi valle (Mena), de hecho quien fundó la villa
fue un menés, el señor de Bortedo (año 1199) y la historia ha
sido paralela aunque Balmaseda en la Baja Edad Media fue una
potencia económica gracias a los privilegios que le otorgaron
con el fuero de Logroño para poder desarrollar un comercio y
mercado libre de muchos impuestos.
Mis primeros pasos como guía en la villa se
remontan a los años en los que no se había abierto el museo
histórico, la iglesia de san Severino estaba sin restaurar, el
cine no estaba en su actual ubicación, la oficina de turismo
tampoco estaba donde está actualmente, el museo de la
mitología vasca no existía, el pavimento de las calles no era
el de ahora, la biblioteca y la casa de cultura estaban en
otros edificios, el paseo de Martín Medía tampoco se parecía
al actual, el museo textil de boinas no estaba abierto, se
cambio el modo de recogida de basura, ahora es tecnología
punta ya que está bajo el suelo.
Balmaseda, en una década, ha sufrido tal
transformación que no la reconocen ni los propios balmasedanos.
Hay mucho dinero invertido en infraestructuras.
Mi primera visita guiada en la villa fue la
más difícil hasta ahora. Se celebró un congreso de la O.N.C.E
y me tocó un grupo de ocho directivos con sus correspondientes
“hombres lazarillos” con ellos venía el alcalde balmasedano
quién actuó como buen anfitrión y me ayudó en la visita pues
anteriormente a ser alcalde había sido concejal de cultura. De
vez en cuando a mi se me escapaban palabras como “veis”
“observar” “mirar”. A lo que algunos me respondían con
naturalidad diciendo “mis ojos son ahora tu voz”.
Los visitantes más espontáneos son los
niños:
Estábamos en el convento de Santa Clara y
les comentaba a un grupo de niños que en el convento ya no
había monjas pero que habían vivido allí 308 años y un “salao”
me dice: -¡ Pues si que viven años las monjas!
Otro día les explicaba como se organiza la
procesión viviente de Semana Santa y como se involucra casi la
totalidad de los vecinos llegando a participar hasta 700
balmasedanos y me dice un chaval:- ¿ Y entonces quienes hacen
de espectadores?
Hace poco, estábamos en el puente medieval y
les comenté que allí había una puerta de entrada a la villa y
que todo el que entraba tenía que pagar el pontazgo (un
impuesto) salvo los vecinos balmasedanos y me dice una
chiquilla - ¿ Y como sabía el de la puerta quienes eran
balmasedanos y quienes no?
La historia de Balmaseda es apasionante,
cuando está hundida en la decadencia siempre surge algo que la
saca a flote, vamos que parece el Ave fénix. Les comenté a
tres grupos de niños de 10, 11 y 12 años si sabían que era el
ave fénix y muchos lo conocían. Me quedé perpleja y les
pregunte: ¿Cómo sabéis vosotros lo del pájaro mitológico? y me
contestaron: - Viene en “Harry Potter”
OTRAS ANÉCDOTAS:
Un buen día llega un autobús de Navarra y
nada más bajarse del vehículo se me acerca un señor y me
pregunta:- ¿Todavía quedan castaños en el monte Kolitxa?.
Yo no recuerdo ver castaños en el monte
bocinero y así se lo dije, él no me contestó nada.
Al cabo de un rato de visita, íbamos por el
paseo de la ribera del Cadagua, vuelve el buen hombre y me
pregunta ¿Vamos a visitar el convento de San Antonio Claret? A
lo que le respondo que en Balmaseda no hay ningún convento con
ese nombre, que se referirá al convento de santa Clara.
El señor se ve que ya no pudo más :- ¿Cómo
dice usted señorita? ¿Qué no existe el convento y aquella
torre? Aquella torre es la de la iglesia del convento de san
Antonio Claret donde estuve yo tres años de fraile e íbamos
todos los frailes al monte Kolitxa a coger castañas.
Efectivamente, el convento existió pero
ahora es un bloque de pisos y la iglesia es el cine que, por
cierto, se llama CLARET.
Cuando vio en lo que se había convertido su
convento y su iglesia no daba crédito.
No acabó aquí la historia, fuimos al
convento de Santa Clara ya que la oficina de turismo antes
estaba allí y además de oficina aquello parecía el almacén de
los santos, allí habían ido a parar todos los santos de los
edificios religiosos de la villa que se han reciclado. El
navarro en cuanto vio los santos exclamó: - ¡Aquel es San
Antonio Claret y aquella El Corazón de María!
Después de 50 años de su paso por Balmaseda
como fraile volvía ahora de visita con su mujer.
Llega un grupo de 19 empresario
guipuzcoanos. Con arreglo al perfil del grupo se trata de
adaptar la visita. Todo su interés eran las infraestructuras.
Desde el palacio de justicia, pasando por los modernos
contenedores de recogida de basura, las instalaciones de la
piscina climatizada, el pavimento de las calles. Preguntaron
hasta quien había hecho la forja de las barandillas del puente
y del paseo.
Hay actualmente dos edificios que aún no se
han reciclado o reconvertido ( el palacio de Horcaditas y la
iglesia del convento de santa Clara) pues preguntaron cual
eran los proyectos sobre esos edificios.
El frontón, los colegios, el cine, la
biblioteca, los bares, la casa de cultura, la distribución de
las calles con sus cantones, las zonas verdes y parques…
Bueno creo que solo nos quedó bajar a los
cimientos del puente Viejo y hacer una cata para ver si
realmente las bases son romanas.
Después de dos horas y media de patear la
villa dice uno.- Bueno y ahora, aunque somos de la Real,
enséñanos la casa de Mané.
Podría llenar páginas y páginas con
anécdotas pero creo que aburriría al personal.
Un día en lugar de decir “la cúpula de la
torre” dije “la cópula”. Las carcajadas fueron sonadas.
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