El ventanuco, 2006.

Actualidad y opinión sobre El Valle de Mena

 
 

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FOTOS MONOGRÁFICOS 2005: VALLE DE MENA Y MERINDADES.

 
 

 
 ¡Rusia! en Bilbao
                     Museo Guggenheim
 

 
 

           Las exposiciones de pintura no suelen ser un tema que me apasione, sin duda, se debe a mis escasas nociones en este arte. Pero todo cambia cuando se va bien guiada por un familiar experto y entusiasta del arte ortodoxo y del museo Ermitage de San Petersburgo.

Tampoco las salas de museo Guggenheim me apasionan, si no fuese por las exposiciones temporales pensaría que es el museo del absurdo: la escultura de Richard Serra debe de ser tan minimalista que yo no llego a entenderla, por no hablar del sacacorchos…
 

 
 

Lo que si me gusta es el contraste de la arquitectura exterior del museo con los demás edificios cercanos. Es tal el contraste que te llena de sensaciones nuevas y todas gratificantes, parece el envoltorio de un regalo que nunca acabas de abrir.
Igual efecto produce, yo diría que mayor, el edificio construido por el mismo arquitecto Gehry en Elciego (La Rioja alavesa). Son más impactantes las sensaciones porque el “envoltorio” es de colores y contrasta con las casas del pueblo y la torre de la iglesia parece decirle: - ¡Yo estaba antes y además soy más alta!.

 
 

Para visitar la exposición ¡RUSIA! había cola –la mayoría extranjeros- pero después de tres horas de visita, la gente se había esfumado y es que contemplar 300 obras de arte, sin un solo banco donde apoyar las posaderas para tomar un respiro entre cuadro y cuadro, puede ser agotador.

Este museo y otros muchos que no disponen de bancos en las salas no son aptos para mayores de 30 años.

 
 

Abrían la exposición los iconos ortodoxos, en principio copia del arte bizantino. Toda la muestra rusa comprendía desde el siglo XIII hasta la actualidad y solo la era de los iconos ocupaba cinco siglos (del XIII al XVII). Al ver tanto arte religioso creí que volvía a las Edades de Hombre a Ciudad Rodrigo.

 
 

Poco a poco entre las explicaciones de mi guía-pariente y la audio-guía me fui enterando y lo más importante gustándome.
A la audio-guía le empecé a coger el “tranquillo” después de un cuarto de hora o más de estar tocando todas las teclas.

 
 

Dejando los iconos se pasaba a las colecciones reales. Los zares fueron enriqueciendo la colección con importantes obras, sobre todo Nicolas I que añadió obras de arte españolas e italianas y el Ermitage pasó a ser museo público en 1852.
Abundantes retratos de Pedro, el Grande y Catalina, la Grande ocupaban la sala.
Dos cuadros sobresalían de los demás: uno de grandes dimensiones de un paisaje marino con unas tonalidades bellísimas y otro de “sirgadores del Volga” que me recordó a los caminos de sirga del Canal de Castilla, allá en Alar de Rey y Boadilla del Camino en Palencia.

 
 



 

 
 

La quinta sección de la muestra fueron obras de artistas modernos de colecciones privadas rusas. Nunca había visto juntas pinturas de Picasso, Matisse y Gaugin.

Y así hasta la sala octava y última con la caída de Stalin que aportó un arte más abierto hacia Europa.
Después de este “baño en arte ruso” creo que el MOMA se me queda pequeño.
.¡ES BROMA!

 
     


BRAVOS Y MORRILLAZOS.
 

UN BRAVO por todas aquellas personas que a lo largo de este año han homenajeado a ÁNGEL NUÑO.

Este año se han cumplido 100 años –todo un siglo- de la llegada de este cura al valle de Mena.
Don ÁNGEL, como se le llama en Mena, nació en Soria en 1872, estudió en el seminario de Valladolid. Y con 34 años, en 1906, aterrizó en el valle de Mena  del que ya no se movió. Nada más llegar, restauró el tejado de la iglesia, cuatro años después construyó la casa rectoral. En el año 1923, la construcción de la carretera de Vivanco a Cantonad con la ayuda económica de José María Ruiz y José Unanue.
Fue arcipreste del valle y curiosamente este año el arciprestado se ha ido a hacer puñetas, es decir, que ha desaparecido. Ya no hay arcipreste en el valle. 


pincha

Pero lo mejor fue el legado que nos dejó, su libro “El valle de Mena y sus pueblos”. Se publicó en 1925 cuando ya llevaba 19 años en el valle y al día de hoy y a buen seguro  del de mañana nadie le superara porque es una referencia histórica.
Curiosamente este libro no está en la biblioteca del valle. 


pincha


Diez años antes de su muerte (1962) llegó al valle el sacerdote D. Teodoro Múgica como coadjunto de don Angel y dicen que le saludó diciendo:- Ya puede volver por donde ha venido.

Hace seis años un viejete menés  me dejó un cuadernillo de 12 páginas que llevaba guardando desde el año 1945 y que reflejaba el homenaje que rindió el valle a Ángel Nuño García cuando ya tenía 73 años.

Después de llevar 56 años pisando suelo menés y cumplidos los 90  decidió cambiar a la otra acera de la vida.
Su libro en dos tomos “El valle de Mena y sus pueblos” para mi es el vademécum menés.
 

¡Bravo por don Ángel, por su libro y por quienes se acuerdan de él y se enteran del pasado del valle leyendo su libro!
 


 
     
 

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