El ventanuco, 2006.

Actualidad y opinión sobre El Valle de Mena

 
 

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  FOTOS MONOGRÁFICOS 2005: VALLE DE MENA Y MERINDADES.
 
     
 


“Reformas en una casa de pueblo”

 

 
 

           Las casas de pueblo suelen engañar. Ese aire campestre, rústico, macizo, sencillo puede no serlo tanto.

Su aspecto pétreo con musgo en las tejas, la yedra cubriendo las fachadas y las puertas y ventanas de madera sin gota de pintura y con ese color grisáceo de los tablones de roble que aguantan estoicos desde aquel día de 1856 que se inauguró la casa.

¿Cuántas veces se han abierto estas puertas y ventanas y cuántas generaciones ha albergado en su interior?

La casa necesitaba una reforma y hay que ser un  poco experto y tener cierta sensibilidad para que la casa no pierda su identidad y con ella se vaya su esencia. La rehabilitación comenzó por el tejado. Se cambio toda la madera de la cubierta y a la hora de elegir la teja no se prestó atención a la teja que había tenido la vivienda. Se sustituyó la teja árabe cocida, la de toda la vida, por una teja plana y de cemento. El dueño no entendía ni entiende de estética y se fue a lo práctico y más barato. El primer vendaval que vino (en el valle de Mena el viento brama como un toro bravo) se llevó la mitad del tejado, después llovió y el agua entró a sus anchas, recorrió todas las estancias de la vivienda y salió por la puerta.

Se reparó el estropicio pero otro día, el viento volvió y las tejas salieron volando. Por fin, se solucionó colocando losas de piedra encima de las tejas. El tejado no dejó bien vestida la casa y perdió su esbeltez. Después vinieron otras reformas y siempre fueron a cual menos acertadas.

Se quitó la puerta de madera con sus remaches de hierro y el dueño, ni corto ni perezoso, la sustituyó por una de hojalata. El coqueto jardín al igual que los árboles frutales acabaron siendo el lodazal de las vacas y solo el peral sigue impávido a los avatares de la vivienda.

El refranero popular dice que la hacienda del ruin dos veces se gasta y es bien cierto porque al  querer ahorrar en bienestar se acaba pagando dos veces por la misma cosa.

Hoy la esencia  y la identidad de aquella casa de 1856 sigue intacta pero no en el aspecto sino en el sentir de uno de sus moradores y no es precisamente el dueño.
 

 

BRAVOS Y MORRILLAZOS.


BRAVO por esa costumbre que aún perdura en los pueblos de reunirse al atardecer para jugar a las cartas. Es la única forma de que los vecinos de pueblos pequeños se reúnan y pasen un rato agradable. Al mismo tiempo conversan sobre los acontecimientos del valle.



BRAVO POR LAS NOCHES CLARAS del mes de enero. Se dice que la luna de enero es la que más brilla de todo el año.



BRAVO
POR LA NEVADA. Llevamos siete días pisando nieve y con unas heladas nocturnas de seis grados bajo cero. Mientras que en alguna parte del globo terrestre sube la temperatura, en el valle de Mena nos congelamos.

Desde que comenzó el segundo milenio, los inviernos aquí cada vez son más fríos pero hemos aprendido varias cosas:

1ª. La leña y el fuego de lumbre baja no deben de faltar en una casa en invierno porque con las nevadas suele fallar el suministro eléctrico y la casa se convierte en un caos ( no hay calefacción, no se puede cocinar, no funciona el ordenador…)

2ª. La bolsa de agua caliente o el ladrillo para calentar la cama tampoco deben de faltar en estas ocasiones.

3ª. La pala, para limpiar de nieve  las entradas a la casa, es la herramienta más usada por todo hijo de vecino, en estos días.

4º. Todos los usuarios de vehículos  se han pertrechado con cadenas y las colocan con total soltura.



UN BRAVO
POR LAS LIEBRES (Lepus europaeus). Estos días que permanece todo cubierto por la nieve es fácil identificar las huellas que va dejando el rastro de los animales. Ha sido una sorpresa agradable ver la cantidad de huellas de liebre. Esto indica que se está recuperando. No así el zorro ( se ven pocas).
 



UN MORRILLAZO PARA LA MISMA NIEVE. Ha caído tal cantidad de la nívea sustancia que ha destrozado gran cantidad de árboles. Muchas ramas han caído a los caminos del monte impidiendo el paso.

Los árboles más castigados han sido los perennes como la encina, el borto y el pino.



UN MORRILLAZO EN FORMA DE URBANIZACIÓN ADOSADA para los responsables de la construcción masiva que sufre el valle. A pasos agigantados están destrozando el paisaje menés. No se que es peor si los molinos eólicos o esta vorágine del cemento.


 
     
 

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