I JORNADAS GASTRONOMICAS VALLE DE MENA
                                                                 Del 7 de mayo al 26 de septiembre de 2004

EL CÉSPED DE SEMANA SANTA
 

Los sonidos en los pueblos del valle no se oyen igual, ha llegado la Semana Santa y con ella trae la marabunta de los cortadores del césped.
En cuanto se apean del coche y se acercan a la puerta de la casa exclaman: -  ¡El césped ha crecido cosa mala, mañana habrá que pasar el cortacésped.!
En tiempos pretéritos esa misma persona  hubiese dicho. – La yerba crece que es una bendición, mañana segaré la delantera y la yerba  la aprovecharan las vacas y los conejos.
Donde antes había un pequeño huerto con sus cebollas, habas, frutales…ahora es todo yerba, bueno, césped (nos hemos vuelto todos muy finos).

La casa, dueña del huerto, estaba habitada todo el año. Ahora solo las vacaciones y algún fin de semana porque los abuelos murieron y los hijos son urbanitas.
Durante los días que ha durado la Pascua, el valle ha sido un continuo zumbido de artefactos cortayerbas. Los he visto de todos los tipos  y de todos los ruidos. Pasando por el Pedrón se oía en el alto de Villanueva  una de esas fantásticas máquinas dale que dale, volví por la tarde y aún continuaba.
El colmo fue ver un corta-yerbas  de los más caros, bueno en realidad, era  un pequeño  tractorcillo donde el segador va cómodamente sentado. La gracia estaba en que apenas había  cuatro metros cuadrados de zona verde, pero la potencia económica y el estatus social  está por encima del ridículo.
La gente se ha dado verdaderas palizas  con el fin de tener el mejor césped del barrio. Luego han ido al invernadero, han comprado  las plantas que han visto con las flores más llamativas  y se las han colocado al césped para adornar. Poco les ha importado  saber que plantas eran, que cuidados necesitaban, cual era el punto cardinal  donde podían vivir con mayor  satisfacción.

El domingo de Resurrección, cuando creía que todos los jardines disfrutaban de la merienda del torto ¡ingenua de mi!, no  había dado el primer bocado a mi coloradico torto cuando me pareció escuchar el pertinaz zumbido de un abejorro, pero no, con los prismáticos  como espías, ví que aún quedaba un cortador de yerbas allá abajo, en el valle.
 Dentro de unos días cuando la marabunta regrese al asfalto, el huerto estará en su apogeo: la hierba creciendo por igual y con un verde como solo lo hay en el valle y donde antes se oyó el ruido mecánico de la máquina ahora se escuchará el jolgorio de los pájaros.
Cuando el segador vuelva, allá por Pentecostés, el huerto estará hecho unos zorros : la hierba habrá comido y saboreado aquellas plantitas del invernadero  y clamará a los cuatro vientos y a las mil lluvias de abril  que ella es YERBA Y NO CÉSPED Y VERDE TAN VERDE QUE ES LA SEÑORA DE ESTE  GRANDE Y FÉRTIL VALLE  QUE ALGUIEN, SIN SABER MUY BIEN POR QUE, LLAMÓ MENA.

Esta Semana Santa del 2004, el valle le ha hecho frente a los cortadores de hierba con su mejor arma: la impávida lluvia de abril.

BRAVO
Por EL TRIPARTITO DE NUESTROS PATRONES (Santa María Egipciaca 3 de mayo, Nuestra Señora de Cantonad 8 de mayo y San Isidro Labrador 15 de mayo). Con ellos los morcillazos de este mes sobran .¡Ya se encargarán ELLOS  de que nadie cometamos picias!

BRAVO POR LA PRIMAVERA.