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“Las
montañas constituyen una quinta parte de la superficie de la tierra y
albergan una décima parte de la población humana”
Dos montañas (LA PEÑA Y EL ORDUNTE) son las protagonistas en el
valle. Una enfrente de la otra y no se puede decir que hermanas
gemelas, por no parecerse no tienen ni el mismo sustrato de suelo. La
Peña es caliza y el Ordunte es arenisca.
Las cumbres de la Peña son farallones rocosos y en el Ordunte son
lomas con tapiz vegetal.
En
lo que sí son análogas es en la altitud. La cumbre más alta es el
ZALAMA (Ordunte) con 1335 m.
La
Peña cuenta con el punto más alto en PEÑAMAYOR 1253 m.


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LA PEÑA
La Peña es
algo más que una piedra grande que no deja ver lo que hay detrás.
Los días que hay
niebla nos da la sensación que la Peña no existe y nos falta algo, el
valle no es el mismo.
Esta mole rocosa nos da fuerza, no protege y
nos da una belleza endémica.
Nadie te habla de
la Peña pero un menés va sintiéndola a medida que crece y a la menor
oportunidad es como un imán, te atrae pero nunca te atrapa.
Ahora que es invierno
pero con unos días increíblemente luminosos, claro que esto puede ser
debido al cambio de cristales en mis gafas, la Peña muestra una
amplia gama de tonalidades (morado, azul oscuro, gris, verde oscuro,
negro...)
Para curiosear lo que
hay detrás de la gran piedra hay que sudar un poco. Se puede atravesar
la Peña por 14 portillos, todos a pie, excepto el puerto de Angulo que
se pasa en vehículo.
A los portillos del cordón de Ordunte
se puede llegar a casi todos en vehículo todoterreno.
La ladera de la Peña es una
continua y homogenea masa arbórea. El Ordunte, en buena parte, es un
monte domesticado, está continuamente fragmentado y acribillado a
cortafuegos.
Podemos decir que tenemos una montaña
salvaje (la Peña) y una montaña dócil (el Ordunte).
Según con los ojos con los que se
mire, tanto La Peña como el Ordunte, pueden dar mucho juego:
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Para un cazador que
pulule por las montañas su objetivo es conseguir una presa, ya sea un
jabalí, un corzo, una paloma, una becada...
. Para un montañero es
cumbrear las cimas y disfrutar de las vistas.
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Para un espeleólogo es
adentrarse en las grutas de la Peña e ir descubriendo todo un mundo.
. Para un ganadero es
conseguir más pastizales en el Ordunte para tener más vacas.
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Para un escalador es
subir al Pico El Fraile y poco más, ya que la caliza de la Peña no es
aconsejable para escalar.
. Para un ornitólogo
observar la mayor variedad de aves posibles: en La Peña, el buitre
leonado, las chovas, las grajillas y la pareja de águilas reales,
entre otros.En los bosques de Ordunte: los
pájaros carpinteros y las aves rapaces, tanto
diurnas como nocturnas,
sobre todo los cárabos.
. Para un naturalista
contemplar la diversidad vegetal de los montes y roquedos de las dos
montañas.
. A un maderista se le
hace la boca agua cuando observa la altura y grosor de los robles.
. Y así un largo etc,
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La Peña plantada en la zona
meridional del valle nos impide ver a nuestros vecinos del valle de
Losa.
Justo allí, donde da la sensación que
la Peña se acaba aparece el Pico del Fraile, nuestra roca emblemática,
también llamada “El Pico del Ahorcado” porque tiene forma de horca.
Según desde donde se le mire, es un
auténtico fraile sentado y con capucha.
Pero donde parece que se acaba la Peña
y sobresale el Pico del Fraile, es también un efecto óptico puesto que
la Peña continua. Allí simplemente hace un vértice, una esquina y es
que esta piedra es muy caprichosa,
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“...rocas calizas de la
peña, rocas calcáreas
horadadas por cuevas y
taladradas de infinitos agujeros
que forman las aguas de las
lluvias,
los recios vientos.
Oquedades, túneles, pasos y
cavernas
Atajos y portillos
y, sobre todo, piedra mucha
piedra
Desde abajo se dibuja el perfil
de los hitos gigantescos de la Peña.
La Magdalena, el portillo de
Muga,
Peña Mayor, el portillo de la
Hoz,
Lerdano y San Mamés...
Y al final de la Corona, como
auténtico remate
el pico del Ahorcado, que yo
llamaba del Fraile,
monumento insólito,
desgajado de forma caprichosa de
la Peña.
Es un montón de rocas
superpuestas
que se mantienen en difícil
equilibrio
sin mas argamasa que los años
y sin otro soporte que su propia
verticalidad
sobre su ancha base.
Este pico como quizás un técnico
diría,
esta listo para derrumbarse
cualquier día...”
Libro:
“CADAGUA” JUAN MANUEL RUIGOMEZ IZA
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“...llama la atención de cualquier
hombre observador, es siempre grandiosa en su aspecto, y más en días
en que el sol, a media tarde lanza sus rayos sobre ella y descubre sus
numerosas y frecuentes estribaciones, sus hondonadas profundas y sus
modestos vericuetos, apenas perceptibles desde la llanura”
LIBRO: “El valle de Mena y sus
pueblos” ANGEL NUÑO
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